jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi abuelo.

Tengo que darle un poco de vidilla a esto, que lo tengo medio abandonado, y no es por falta de tiempo,no, es por falta de costumbre...

Hoy os quiero hablar de un "acontecimiento" que me ha tenido bastante ilusionada estos últimos meses: las memorias de mi abuelo. La semana pasada por fin vieron la luz. Apenas ha impreso media centena, para familiares y amigos. Antes de seguir os pongo un poco en antecedentes.

Mi abuelo nació poco antes de que estallara la Guerra Civil, en una familia bastante pobre. Su padre murió cuando él tenía 3 años y dejó a mi bisabuela embarazada de seis meses, del que sería el décimo (sí, décimo, 10) hijo. Además tenía a su cargo a su padre, medio ciego y del que se tenía que ocupar también. Tal y como narra mi abuelo, esos años fueron muy difíciles, con la familia más cercana combatiendo y sin nada que echarse a la boca. Con 7 años empezó a trabajar y lo que ganaba le daba para una barra de pan al día. Según recuerda, él siempre tenía hambre.

La guerra acabó y sus familiares volvieron, pero no a casa. Su hermano mayor fue encarcelado y de su hermana cuenta que fue humillada y maltratada (no he querido preguntar, pero me puedo imaginar a qué se refiere). Todos estos hechos despertaron en él un profundo odio hacia el bando vencedor.

Con 13 años una de sus hermanas decidió que ya era hora de que se enseñara a leer y escribir. Por aquel entonces muy pocos sabían, pero llegó al pueblo un hombre de la capital, y muchas familias le confiaron a él la educación de sus hijos. Casualidades de la vida, aquel hombre resultó ser el compañero de celda del hermano de mi abuelo. Hicieron amistad y le enseñó todo lo que sabía, no sólo lo más básico, sino también matemáticas más o menos avanzadas y algo de francés. Me cuenta mi abuelo que en ese tiempo trabajaba transportando cosas en un carro tirado por mulas y que en cada viaje memorizaba unas diez palabras en francés, pues no tenía otro momento en el que estudiar por su cuenta.



Mi abuelo creció y llegó a ser una de los hombres más preparados del pueblo, en condiciones para trabajar en una banco o caja, pero , como hoy en día, sin padrinos no ibas a ningún lado,por lo que siguió en la agricultura.Conoció a mi abuela y se casaron. En la recién formada democracia, creó un sindicato que consiguió grandes mejoras para los trabajadores del campo y fue concejal de cultura. Abandonó en la segunda legislatura al ver que el ayuntamiento lo seguían manejando las mismas personas a las que él odiaba y que poco podía hacer.

Ya jubilado, ha creado una asociación de la tercera edad que ha rejuvenecido a muchos de los ancianos de mi pueblo. El número de socios ha crecido como la espuma en los años que lleva funcionando, y, sinceramente me alegro de que mi abuelo sea el presidente. Él no puede estar sin hacer nada y eso le ayuda a mantenerse mentalmente activo. Nos sorprendió a todos cuando pidió un ordenador para su despacho y hoy en día no es raro verlo con un pen drive en la mano, a sus recién cumplidos 79 años. Lo último ha sido lo de sus memorias, y promete segunda parte (más extendida supongo).

Desde pequeña me ha inculcado ese afán por conocer y descubrir. Por superarse a uno mismo.Fue él quien, antes de empezar el colegio, me enseñó a leer y a escribir,y más tarde, a sumar, restar...Este post es para él, aunque nunca lo vaya a leer (aunque al ritmo que va, no me sorprendería que un día nos contara que se ha creado un blog jajaja).

Besos.

PD: Me he copiado de la idea de Under  y me he hecho un nuevo avatar. Mola, eh? jejeje

3 comentarios:

.undermind dijo...

Interesante la historia de tu abuelo. La verdad es que por aquel entonces quien no espabilaba se moría de hambre. Me ha hecho gracia eso de que vaya con el pen drive... yo lo veo de lo mas normal, todos deberían hacerlo.

El avatar te ha quedado muy chulo. Rubia con ojos verdes... y con escotazo! ;)

Saludos.

R* dijo...

Me alegro de que te haya gustado, dudadaba de que alguien se quedara a leerlo hasta el final! jaja

Lo del escote no es pq yo sea de llevar escote,pero entre las opciones que había...

Muakis

babel dijo...

Me ha encantado la historia de tu abuelo y además conozco yo a otra abuela de 76 que nos manda correos electrónicos (pero se niega a usar móvil, contradicciones de la edad).

Estos viejos siguen dándonos lecciones, habrá que estar al loro y seguir aprendiendo de ellos.